ZEOLITA
SUPLEMENTO MINERAL DEPURATIVO
En la actualidad, es difícil encontrar a alguien que no esté afectado por la contaminación ambiental, incluso en áreas que podrían considerarse libres de contaminación. Esta realidad nos expone a una variedad de influencias tóxicas, muchas veces imperceptibles o desconocidas. El propósito de este informe no es generar paranoia, sino crear conciencia sobre nuestro entorno y ofrecer alternativas para mitigar los efectos nocivos de la contaminación en nuestra salud. A pesar de la gravedad de la situación, es importante reconocer que tenemos herramientas disponibles para abordarla.La industrialización y los avances tecnológicos en síntesis química han llevado a niveles de contaminación nunca antes vistos. La mayoría de los problemas de salud atribuidos a esta contaminación son considerados por la ciencia como psicosomáticos, genéticos o virales. Muchas personas, incluidos científicos, suelen tranquilizarnos con argumentos que, en realidad, son difíciles de sostener: desde confiar en que nuestro hígado puede filtrar todos los tóxicos hasta creer que los gobiernos nos protegen adecuadamente con leyes y regulaciones.Aunque la contaminación ambiental tiene antecedentes históricos, como el uso de cañerías de plomo en el Imperio Romano, hoy enfrentamos una exposición constante a una variedad de sustancias químicas artificiales. Nuestros cuerpos se ven obligados a adaptarse y sobrevivir en este entorno, luchando por mantener su funcionalidad en medio de esta "sopa química" moderna.
Se trata de un mineral (clinoptilolita) de origen volcánico, formado naturalmente a partir de cenizas y agua de mar, que también se halla presente en los plegamientos andinos. Antiguamente era muy utilizado en Asia (China, Rusia, India) como suplemento natural para promover la salud y el bienestar orgánico. Actualmente también es muy usado a nivel industrial, para purificación de agua y aire, como depurador en la industria alimentaria, para fertilización agrícola y como suplemento mineral en nutrición animal.
Su estructura cristalina está formada por tetraedros que dan lugar a una red tridimensional, en la cual cada átomo de oxígeno es compartido por dos átomos de silicio (tectosilicato). Estas estructuras forman jaulas o canales que permiten el movimiento interno de iones y moléculas, convirtiendo a la zeolita en un verdadero tamizador molecular.
Proceso depurativo enérgico: 10 gotas (hasta 15 en casos de intoxicación severa), 3 veces al día, durante 4 a 6 semanas.
Mantenimiento depurativo: 3 a 5 gotas (en niños basta un par de gotas), 3 veces al día.
Recomendaciones: Disolver las gotas en líquidos o jugos. Es compatible con los alimentos, no siendo necesario alejar su ingesta de las comidas. No dejar pasar más de 6/7 horas entre cada toma.
Previo al consumo: agitar enérgicamente la solución, pues tiende a sedimentar con facilidad. Mientras se consume zeolita, mantener una buena hidratación, consumiendo adecuada cantidad de frutas y hortalizas, bebiendo bastante líquido y realizando otras prácticas depurativas complementarias (limpieza de órganos, desparasitado, depuración con vegetales, ayunos frutales, nutrición vitalizante)
Contraindicaciones: No utilizar cuando se consumen fármacos que contienen metales como litio o platino, ya que serán quelados por la zeolita. Esta capacidad quelante (arrastre de material tóxico) hace que la zeolita pueda interferir con la quimioterapia convencional.
Efectos secundarios: Puede generar deshidratación leve, a raíz de la mayor demanda de agua en el proceso químico de limpieza, lo cual se neutraliza con adecuada hidratación. Algunas personas, con alta carga tóxica en el organismo, pueden experimentar ligeras nauseas, que remiten rápidamente.
La zeolita en solución acuosa ofrece una forma segura y efectiva de eliminar metales pesados, toxinas y contaminantes de diversas fuentes de nuestro organismo de manera inofensiva.Además de su capacidad de desintoxicación, la zeolita ayuda a equilibrar el pH del cuerpo al evitar la dispersión de iones ácidos y ofrece beneficios antioxidantes e inmunoestimulantes demostrados, convirtiéndola en un suplemento completamente natural y seguro para un uso prolongado.
La característica distintiva de la zeolita radica en su carga eléctrica negativa, que le permite atraer metales pesados y toxinas que generalmente tienen carga positiva. Esta carga negativa también facilita la distribución de minerales esenciales y ayuda a mantener el equilibrio del pH. La capacidad quelante de la zeolita se basa en su habilidad para distinguir entre moléculas útiles y tóxicas, uniéndose fácilmente a los metales pesados y toxinas sin afectar a las estructuras útiles. Una vez que ha cumplido su función de captar elementos nocivos, la zeolita cargada se elimina rápidamente del cuerpo sin dejar rastro.
Es importante destacar que, siendo un aluminio silicato, las moléculas de aluminio en la zeolita están rodeadas por átomos de oxígeno, lo que impide su absorción por el organismo y, en cambio, permite la absorción de moléculas de aluminio tóxico presentes en el cuerpo. La zeolita es un compuesto altamente estable que no se ve afectado por cambios de temperatura, lo que garantiza su efectividad en diversas condiciones ambientales.
ORIGEN DE LA ZEOLITA
¿QUÉ HACE LA ZEOLITA EN EL CUERPO?
¿CÓMO SE UTILIZA EN EL CUERPO?
La zeolita es un mineral volcánico natural formado hace millones de años. Cuando los volcanes entran en erupción, la lava fundida y la ceniza volcánica derramadas por un volcán en una isla o cerca de un océano terminan en el mar. Gracias a una reacción química entre las cenizas del volcán y la sal del mar, se forman las zeolitas en la lava endurecida durante miles de años. El nombre “zeolita” proviene de la combinación de las palabras griegas zeo (hervir) y lithos (piedra). Su eficacia deriva de que es alcalina, desintoxica el cuerpo de mercurio y de metales pesados en general. Es una terapia natural que ayuda a limpiar el organismo y favorece la eliminación de sus desechos.Existen nueve tipos de zeolita: para uso humano, veterinario, para uso industrial. La clinoptilolita es la recomendada para uso humano. La clinoptilolita puede contener casi todos los elementos de la tabla periódica de los elementos químicos. Su estructura cristalina está formada por tetraedros que dan lugar a una red tridimensional, en la cual cada átomo de oxígeno es compartido por dos átomos de silicio (tectosilicato). Cuando es ingerida, todos los metales pesados (mercurio, plomo, cadmio, arsénico, etc), toxinas y productos químicos nocivos que tienen carga positiva son atraídos y atrapados por la zeolita para ser expulsados del cuerpo de forma natural a través de la orina, las heces y mediante el sudor o transpiración.
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE?
Un ejemplo ilustrativo de cómo convivimos diariamente con sustancias perjudiciales es el mercurio, un metal pesado que se acumula en el músculo cardíaco en una concentración hasta 22.000 veces mayor que en los músculos esqueléticos. Con el paso del tiempo y el proceso natural de envejecimiento, la reducción de la masa muscular conlleva la liberación de estos compuestos tóxicos hacia los fluidos corporales, sobrecargando así los sistemas de depuración del cuerpo, que ya se encuentran saturados. Aunque este análisis no abarca por completo la problemática de la contaminación, es importante examinar algunos de los metales tóxicos más comunes y su origen para fomentar una mayor conciencia y medidas preventivas.
Aluminio: antiácidos, medicamentos, levaduras de repostería, utensilios de cocina, desodorantes, cosméticos, papel de cocina, lluvia ácida, latas.
Arsénico: agua de napas contaminadas, pesticidas, smog, humo de tabaco, combustión del carbón, protectores de madera, pigmentos en juguetes, cortinas y alfombras
Cadmio: tabaco, pilas, combustión vehicular, tinturas dentales, soldaduras, esmaltes cerámicos, teflón, fungicidas, plásticos, agua de red, humo de cigarrillo, pinturas, utensilios, fertilizantes, alimentos
Cobre: utensilios de cocina, empastes y coronas dentales, insecticidas
Mercurio: amalgamas dentales, vacunas, medicamentos, pinturas, pesticidas, pescados, fluorescentes, cosméticos, fieltro, suavizantes de ropa, adhesivos, fungicidas
Níquel: coronas y endodoncias dentales, grasas hidrogenadas, bisutería, pilas, humo de tabaco, acero inoxidable
Platino: odontología, escapes vehiculares
Plomo: pinturas, combustión vehicular, insecticidas, municiones, tinturas del cabello, agua de red, pilas, utensilios esmaltados, vidrios
Los contaminantes químicos, además de los metales tóxicos, son una preocupación añadida. Un ejemplo destacado es el glifosato, un herbicida ampliamente utilizado en el cultivo de la soja, cuyos efectos dañinos para la salud son bien conocidos (la Unión Europea lo cataloga como "peligroso para el medio ambiente" y "tóxico para los organismos acuáticos"). Este compuesto no solo contamina los acuíferos (Argentina, por ejemplo, vierte anualmente 180 millones de litros al acuífero Guaraní), sino que también se encuentra presente en los productos derivados de la soja, como aceites, jugos y milanesas. De hecho, la legislación nacional tuvo que ser ajustada, aumentando el nivel de glifosato permitido en los alimentos, de 0,2 ppm a 20 ppm, es decir, cien veces más. Se ha demostrado que el glifosato opera al inhibir la enzima responsable de la producción de aminoácidos clave, como la tirosina (precursora de las hormonas tiroideas), la fenilalanina y el triptófano (fundamentales para la regulación del estado de ánimo, el sueño y el cociente intelectual).
Frente la creciente exposición a sustancias tóxicas, estamos experimentando un aumento paralelo en la disminución de nuestra capacidad orgánica para procesar toxinas de manera natural. La cándida es un ejemplo destacado que ilustra este desequilibrio moderno.
La cándida albicans, parte natural de nuestra flora intestinal, es una levadura que coexiste con nosotros desde temprana edad y se encuentra en la piel, el tracto digestivo y el genitourinario. Su función incluye la absorción de metales pesados, la degradación de carbohidratos y el mantenimiento del equilibrio intestinal y del pH, en colaboración con las bacterias y el sistema inmunitario.
Cuando la cándida escapa al control natural, puede transformarse de levadura a hongo y desarrollar estructuras invasivas que comprometen la integridad de la mucosa intestinal. Esta permeabilidad excesiva facilita el paso de toxinas, contaminantes y alimentos mal digeridos al torrente sanguíneo, desencadenando respuestas inmunitarias adversas.
Se ha documentado que la cándida en su forma fúngica puede producir hasta 79 compuestos tóxicos, entre los cuales el más común es el acetaldehído. Este químico, conocido por su toxicidad en humanos y utilizado en ciertas aplicaciones industriales, como pinturas y pegamentos, se encuentra también en cosméticos como conservante y es parte del metabolismo orgánico de los alcoholes, siendo responsable de los síntomas de la resaca.